Tiene El Golfo antes de disfrutar de su Fiesta, una dura jornada a modo de prólogo, recoger a La Madre Amada en Las Puntas para dejarla en las puertas de Sabinosa. Cruzar El Valle no es fácil por muy llano que pueda parecer, sobre todo si el calor hace acto de presencia.
Cumplió con su cometido, con ser relevo, con bailar en la Raya del Barranquito de Pescar teniendo que volver a casa sin la Patrona herreña, sabedor de que una vez finalizara la Fiesta de Sabinosa, llegaría la suya, más pausada, con la tranquilidad que dan las dos noches que descansa la imagen en Candelaria.
En La Bajada las fiestas de los pueblos empiezan y terminan tan rápido como se produce el relevo de patronos, y San Simón dio el turno a San Lorenzo, para que El Golfo comenzase su Fiesta.
El camino hacia Candelaria nada tiene que ver con el recorrido realizado apenas 24 horas antes, ahora ya no hay hora de entrega, es el momento de la parada, del agasajo, de la loa, de compartir ese momento en que la Madre Amada pasa cerca de casa, por los lugares cotidianos, Los Llanillos, Merese, Tigaday, antes de afrontar la larga subida hacia Joapira acompañada de una amplia comitiva que creció a medida que las obligaciones laborales quedaban para otro momento.
La entrada a Candelaria tiene su particularidad, la nave central para la Madre Amada acompañada de los tocadores, mientras que los bailarines se abren en abanico por las laterales, sonó el ¡Viva La Virgen, Viva! ya con la Patrona sentada al pie del Altar Mayor.
La continuidad de la Fiesta de El Golfo tiene dos partes. La primera con la tradicional venia, la Eucaristía y el recorrido alrededor de Joapira. La segunda ya con el sol del Valle menguando recorre la principales calles, bajada y parada en Las Lapas, para continuar hacia Tigaday, con su recibimiento en la zona de “La Barriada” .
Momento especial es la visita a nuestros mayores, ellos que antaño caminaron al pie de La Virgen, le bailaron y tocaron, la cargaron, ellos que mantuvieron y trasmitieron la obligación del Voto, recibieron su vista con ojos cargados de emoción, algunos sin poder evitar seguir el ritmo del toque con sus pies, o incluso con las manos en alto majando y repicando.
Continuó la Patrona hacia la Plaza de Tigaday para la parada más prolongada y multitudinaria ya con la noche caída sobre El Golfo y miles de personas acompañando la Imagen.
La subida a Candelaria marca el final de la jornada, preludio de que ésta es sencilla, y antes que vuelva a salir el sol habrá que emprender la de Jinama.
Si el “prólogo” de la Fiesta de El Golfo es una largo y duro recorrido, el final es un corto tramo, pero el trayecto más exigente de La Bajada, 4.5 kilómetros para salvar un desnivel de más de 800 metros.
A las 7:00 horas salió la Patrona de Candelaria, desde ahí todo es una pronunciada pendiente, breve parada en Los Corchos para despedirse de sus vecinos, y tomar consciencia mientras se observa la imponente pared del Risco. Es el momento para que el grupo de cargadores se organice y camine al lado del Corso.
En esta ocasión cargar la Virgen no está al alcance de cualquiera, ni se deja cargar a aquellos a los que no se le presuponga la fortaleza necesaria, es tiempo de piernas fuertes y amplias espaldas, es por eso que para este breve tramo se reúne un selecto grupo para arrimar el hombro en relevos cortos pero intensos, “sacaran” a la Patrona al llano Nisdafe.
La subida del Risco cuenta con dos paradas, momentos para tomar resuello, pero también para una meda, “no siento subir Jinama por ver a la Madre Amada”, por duro que sea el camino, siempre al pie de la Virgen, siempre cumpliendo con la promesa.
Llegó la comitiva al letime de Jinama con adelanto, el aliento entrecortado, pero con la satisfacción de haber recorrido el tramo más duro de La Bajada. Se asomó la Patrona para despedirse del Valle del Golfo antes de un breve descanso, espera San Andrés que hoy celebra su Fiesta, pero antes el intercambio de patronos, San Andrés dio el relevo a San Lorenzo, para juntos descansar antes de que éste emprendiera el camino de vuelta bajando el Risco.