El Habla

La referencia más antigua de los bailarines de la Virgen pertenece a las crónicas de Juan Antonio de Urtusuástegui, cuando describió la Bajada de 1785. Según Manuel Lorenzo Perera, su organización recuerda a un rebaño de cabras. Una pareja, los guías, encabezan y dirigen el grupo, seguidos por la pareja de contraguíos, quienes les sustituyen en caso necesario. La última pareja se conoce por “cola” y delante de ella va la contracola. Tocan sus chácaras al son de pitos y tambores y su vestimenta cambia, sobre todo su gorro, según los pueblos: calzado blanco, camisa blanca de mangas, pantalón blanco, una falda blanca con alforzas y encajes, un delantal rojo con dos bolsillos bordados en blanco, capa roja con encajes en blanco y banda roja a la cintura. Los grupos de bailarines cuentan con cuerpo de baile y con grupo de tocadores (pito y tambor), estos últimos vestidos con pantalón y camisa blanca y banda a la cintura roja con nudo a la izquierda los de pito y con nudo a la derecha los de tambor. En el grupo también están presentes los pastores y el abanderado.