De verde y oro salía la Patrona herreña de la iglesia de San Antonio Abad para procesionar por El Pinar bajo la sombra de las piñas que decoraban las calles por donde pasea la Madre Amada, un recorrido que comenzó a ser habitual en los años 40 del pasado siglo XX.

Subida al Gusano, previo paso por el Mentidero, allí esperaba San Esteban, en esta ocasión con la Virgen del Carmen, la de Santa Rosalía, que había llegado de La Restinga para unirse a la festividad, homenaje de las gentes de la mar que nunca faltan a la cita cuando la Madre Amada visita “el pueblo”.
Volvió a parar la comitiva en el Baden, agasajos y loas con el recorrido del Día de La Bajada como temática principal, las tradiciones del día a día fueron las protagonistas en la Goronita, instantes previos a la vuelta a la iglesia de San Antón para un descanso antes de volver a La Gorona para reunirse con Isora, los tiempos son breves cuando la visita llega a las medianías.