Hoy jueves, el 1 de junio, a las 11:00 horas, en el aeropuerto Tenerife Norte, frente a la zona de llegadas, se ha presentado a los medios de comunicación una estructura, a modo de escultura efímera, sobre la Bajada de la Virgen de Los Reyes de El Hierro, que permanecerá expuesta hasta el próximo 15 de junio en Los Rodeos, obra de la Asociación Cultural Amo mi isla.
La presentación, acompañada por el sonido de pito, chácaras y tambor herreños, ha corrido a cargo de la presidenta del Cabildo, Belén Allende, acompañada por los artífices de la obra y miembros de la asociación, los artistas Alexis W y Juan Matías Padrón, así como representantes de Binter y AENA, empresas colaboradoras.
Allende afirmó que el Cabildo quiere recordar a todos los canarios y turistas nacionales e internacionales que transiten por la que es una de las principales puertas de entrada de Tenerife que El Hierro atesora un patrimonio natural y cultural único en Canarias, lo que se expone con especial relieve con la celebración cuatrienal de La Bajada de la Virgen de Los Reyes, que el próximo 1 de julio cumple su LXIX edición.
Así, desde hoy jueves 1 y hasta el 15 de este mes, el Cabildo de El Hierro y la Asociación Cultural “Amo mi isla”, transforman el espacio publicitario del Aeropuerto de Tenerife Norte en sala de exposición y reflexión del ser canarios, a través de la lectura del gorro de los bailarines de la Virgen de los Reyes. La iniciativa que busca acercarnos al legado cultural y natural mejor conservado de las Islas, es en realidad una invitación a descubrir la riqueza cultural que aporta la isla en la construcción de la identidad común de Canarias.
Emerge El Hierro en medio del tráfico, los agobios y las esperas del aeropuerto; para ofrecerle a sus usuarios un lugar donde descansar, disfrutar y pensar-sentir toda la inmensidad del ser canarios. Establece así un marco de relaciones que vincula al espectador de manera afectiva y fraternal con su territorio más occidental y sur. Lo hace a partir de la necesidad de resumir en una imagen el gorro de los bailarines de la Virgen de los Reyes y la metáfora del archipiélago que se construye al intentarlo: uno son siete, siete son uno.
Se define el carácter de pequeña y lejana (grande y cercana en la intimidad), su tranquila diferencia, en este superar las barreras derivadas de la fragmentación del territorio que simboliza el aeropuerto. Recorre el espectador los caminos de la Bajada de la Virgen de los Reyes, cruza los tramos en que se divide/une el trayecto y se descubre el punto de vista que aporta cada grupo-pueblo, durante el traslado de la figura mariana desde La Dehesa hasta Valverde y viceversa. Se amplían las visiones del gorro, se engrandece la imagen y los contenidos que nos ofrece, al captar su diversidad dentro de la unidad que establece la idea de destino o camino común. Uno son siete, siete son uno.
“No es difícil identificarse como canarios con este retrato del gorro de los bailarines de El Hierro. Se suma el contexto en que se presenta, la conexión de nuestros mundos mágico-religiosos, la adoración y celebración de las lluvias como símbolo de una memoria propia y compartida, los ecos de nuestros pastores, el arar las mismas lavas, entre otros”, explican sus autores. A partir de allí se solicita la complicidad del espectador para (re)crear los contenidos de la obra y engrandecer a Canarias: una son siete, siete son una.

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