Subió la Madre Amada El Risco para ser recibida por San Andrés y comenzar así su visita a los pueblos del centro y sur de El Hierro. Después de asomarse en Jinama al Valle de El Golfo y un breve descanso llegaba el relevo de San Andrés que sustituía a San Lorenzo, caminado durante un trecho ambos patronos al pie de la Virgen y bailando juntos los grupos de bailarines hasta la parada del desayuno.

Se despidió San Lorenzo que volvía a El Golfo bajando El Risco, mientras que la Patrona emprendió el camino hacia el pueblo más alto de El Hierro en el suave descenso que va desde Jinama hasta San Andrés.

En la falda de Afosa, cuando el reloj marcó el mediodía, el pito marcó silencio y la comitiva se detuvo durante un minuto, señal de duelo y respeto ante la tragedia que vivía el país.

Roto el silencio, continúo el traslado hasta unas abarrotadas calles que engalanadas con el rojo y blanco de los gorros de sus bailarines esperaban la ansiada visita de la Madre Amada que era agasajada por vecinos y visitantes que se dieron cita para la llegada, momento siempre emociónate cargado de nostalgia y alegría.

La llegada de la Patrona a la Parroquia marcó el final del traslado y después de una breve pausa para la privacidad del cambio de la imagen desde el corso a las andas, ésta se presentaba para recibir a los visitantes vestida en perla y oro.

La continuidad de la Fiesta la marcó el traslado por las calles de San Andrés, un corto pero intenso recorrido con la siempre esperada parada de Jarera, antigua raya de los niños del pueblo en sus particulares disputas.

La Fiesta de San Andrés, como la de El Pinar e Isora, está marcada por la agenda, que apenas da un día para que la Patrona esté entre ellos, y es que nada más finalizado el recorrido el tiempo comienza a correr para poder descansar y partir hacia el punto de entrega, que entre estos tres pueblos es la Raya de La Gorona. Hacia allí caminó San Andrés, si el recibimiento es importante, la despedida también lo es, es hora de medir fuerzas con los bailarines de El Pinar que esperan con San Antón en una Gorona abarrotada.

Una breve pausa en el toque para juntar el grupo mientras el pito coge el toque y la emocionante entrega, San Andrés recibe a San Antón y este saluda a la Madre Amada, la fiesta es piñera, es tiempo de volver y empezar la cuenta atrás hasta la nueva visita de la Patrona.