La jornada daba comienzo a las 5 de la mañana cuando Sabinosa ponía las primeras notas del Redondo y con ellas las primeras emociones entre las miles de personas congregadas en la ermita, rodilla en tierra, venia, ¡Viva la Virgen, Viva! al son del baile de la Patrona. Le siguió a la venia, la Eucaristía, con la Madre Amada custodiada por los pastores, palo de guardar y talega a la espalda, caras de emoción, y lágrimas de recuerdo. Como marca la tradición son ellos los primeros en cargar la imagen para entregarla a las autoridades, siempre en silencio, hasta la Piedra del Regidor.

Loa, voz quebrada, nervios en la garganta, gorro de plumas orgullo de gavetera, el peso de la herencia para que … “suenen pitos y tambores, que comience tu Bajada”.

Permaneció la imagen unos minutos a la espera de que el letime del Cres anunciará el día y comenzó la primera parte del Camino, asomarse a Sabinosa en La Gorona, y descanso en la Cruz de Los Humilladeros para reponer fuerzas con el desayuno.

El Cres se hizo especialmente largo y duro en esta edición, el calor amenazaba en las horas centrales y Sabinosa tiró de oficio para sacar la Virgen a Binto donde esperaba El Pinar.

Se unían gaveteros y piñeros en la primera raya del día para juntos atravesar las laderas de Binto, Malpaso y Cruz de Los Reyes. Ritmo alto el impuesto en este tramo que permitió que la Patrona llegara con hora y media de adelanto sobre el horario previsto para la Venia General.

Sentada la imagen, gaveteros y piñeros se abrieron y silenciaron, dejando hueco a los demás pueblos, El Golfo, Isora, San Andrés y El Norte rindieron pleitesía, para luego todos juntos honrar a la Patrona ante la atenta y emocionada mirada de las miles de personas que se dieron cita en el centro de El Hierro para vivir uno de los momentos grandes del día.

La Cruz de los Reyes marca el descanso más largo, el almuerzo con su tendida de manteles, un lapso para compartir con la familia y amigos,  ofrecer un bocado al visitante con un buen vaso de vino.

Las 14:30 era el nuevo horario de salida para iniciar el segundo tramo del camino con destino el Cepón donde El Golfo esperaba para dar el relevo a El Pinar. Es el Cepón una raya que permite contemplar en toda su magnitud la entrega, la orografía es generosa en este punto, los que llegan, los que esperan, la bandera sobre el Corso dejando intuir la llegada, en una ladera los que siguen con el relevo, en la otra tambores en alto para salir del Camino.

Se vuelven a encontrar San Lorenzo y San Antón en La Llanía, atrás el jable del Pico Tenerife, Dos Hermanas y la Imagen mirando al Valle del Golfo, en esta edición también miró la Madre Amada hacia las islas hermanas de Tenerife, La Gomera y La Palma, fueron las horas de más calor con el mercurio sobrepasando los treinta grados.

Volvió El Pinar a ser custodio en La Llanía en su último relevo camino de La Mareta, elegante Tajaraste para entregar a Isora a las puertas de Nisdafe, en una raya que siempre tiene revancha cuando a final de mes vuelvan a encontrase en La Gorona.

No perdió un segundo Isora para recorrer su trecho bajando por La Cruz del Niño y los polvorientos caminos del Jorado. La Bajada no da tregua ni a los que acompañan ni a los que bailan y tocan, cada tramo tiene su complicación, su momento de reflexión, su razón para hacer el Camino, su punto de arrepentimiento, pero sobre todo, su punto de reafirmación a cada dificultad.

San Andrés esperaba impaciente para cumplir en La Cruz del Niño, un ligero “no van a bajar”, un pito en busca del toque, un “baja la música”,  Isora se abre, entra San Andrés para arrodillarse, venia, y continúa el Camino con un primer tramo complicado, difícil de caminar, complejo de bailar, pero no para de sonar el toque, un agradecido Paso Cumbre, y a lo lejos el merecido descanso en Cuatro Esquinas. Apenas a unos centenares de metros espera El Norte, es su relevo, su momento, con ímpetu entró la gente de Barlovento con su San Pedro, gran raya la de Cuatro Esquinas ente San Andrés y El Norte.

Caminó la Patrona por La Albarrada hacia la última y pequeña subida, en lo alto Valverde, es Tejegüete, también la orografía ofrece la posibilidad de disfrutar de la raya en toda su magnitud, buena entrega, buen recibimiento.

105 parejas, muchas de ellas comenzaron en La Dehesa, bajan hacia Tiñor donde las breves paradas no evitaron que el tramo de Ajares se hiciese ya en la oscuridad de la noche, mientras La Villa esperaba impaciente la llegada.

Es este un tramo del Camino duro por su elevada pendiente y por las horas caminadas, el grupo se vuelve a unir a las puertas del cementerio para entrar en la capital, es el momento en que la Madre Amada recibe la bienvenida y el Bastón de Mando como Alcaldesa Mayor: Madre, Patrona, Regidora.

Las calles de Valverde reciben la imagen con alfombra y olor a mol, flanqueada por la emoción de miles de fieles que no han podido entrar en una abarrotada Concepción.

“La entrada va a ser larga” predecía un veterano guío, “la cabeza en el altar, la cola en la plaza” y poco a poco el sonido de las chácaras comenzó a inundar las naves del templo, aplausos, lágrimas, la Madre Amada mirando a los cuatro puntos cardinales antes de entrar con el constante, rítmico y ensordecedor retumbar de los tambores y la suave melodía del pito. Un último esfuerzo, una ultima vuelta, ya estamos al pie de altar, ¡Viva la Virgen, Viva! ¡Viva la Virgen de Los Reyes!.

2013, como antes lo fue 1745, es ya año de Bajada, y el 6 de julio es ya un Día Grande, junto con los anteriores días marcados en julio, al igual que fueron los de mayo.

¡Viva la Virgen, Viva!

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