Uno a uno los pueblos y sus patronos fueron llegando a la Concepción para saludar a la Madre Amada rindiendo venia en el orden de relevos de La Bajada, Sabinosa y El Pinar, seguidos de Isora, El Golfo, San Andrés, El Norte y Valverde.

En el interior del templo una Patrona de azul y oro sobre el Trono de La Fiesta Real, utilizado por primera vez en 1961.

Finalizado el saludo inicial, comenzó la Eucaristía presidida por el Obispo de La Diócesis, Bernardo Pérez, acompañado por los párrocos de la isla.

A la cita asistieron numerosas autoridades insulares encabezadas por el presidente del Cabildo, Alpidio Armas, los alcaldes de los municipios herreños, Juan Manuel García, David Cabrera y Juan Miguel Padrón, así como del ámbito regional como el presidente del Gobierno, Paulino Rivero o el del Parlamento, Antonio Castro.

La finalización de la Eucaristía dio paso al momento más esperado del día con la salida de la imagen por las calles de La Villa acompañada por los grupos de bailarines que para este momento redujeron el número de miembros a la hora de bailar y tocar, por lo que se produjeron numerosos relevos con el fin de que la procesión fuera vistosa y fluida.

Las inevitables comparaciones entre esta edición de la Fiesta Real y anteriores dejaron un punto en consenso, el calor, no se recordaba una jornada tan calurosa en Valverde, algo que no fue impedimento para que se dieran cita en la capital miles de herreños y visitantes para acompañar a la Patrona.

La jornada tuvo su continuidad en la zona de El Puente con la Verbena de Día y numerosos actos que alargaron la festividad hasta bien entrada la madrugada.

 

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